Hace ya cuatro años comenzamos en nuestro ‘cole’, Salesianos San José (Salamanca), esta aventura de poner al alumno en el centro y buscar cómo podemos ofrecerle esos aprendizajes, estrategias, contenidos que le ayudarán a ser una persona feliz y comprometida con su entorno.
Para ello introducimos varios cambios metodológicos. Comenzamos a trabajar en cooperativo, enseñar rutinas de pensamiento, realizar proyectos interdisciplinares, cambiamos los libros por dispositivos electrónicos…
De todos esos cambios este artículo se centra en la metodología que implementamos en Matemáticas.
Queríamos enseñar las Matemáticas para mejorar el aprendizaje, motivar a los alumnos y poder personalizar e individualizar lo más posible la clase a cada alumno. Esta última parte era un gran reto y necesidad, ya que tenemos en el centro unidades de apoyo a la integración con alumnado con dificultades específicas de aprendizaje.
Afrontamos el cambio con diferentes miedos, preocupaciones… de si sería eficaz en nuestra realidad.
Por ello decidimos cambiar la metodología, pero repetir los mismos exámenes que habíamos hecho en cursos anteriores para poder medir si obteníamos mejores resultados.
Teniendo todo esto en cuenta decidimos implementar el curso pasado la metodología del flipped classroom en la clase de Matemáticas de 1º ESO. Como uno de los objetivos era individualizar el proceso de enseñanza decidimos que los alumnos de necesidades educativas específicas podrían integrarse en el aula ordinaria y la Pedagogía Terapéutica (PT) entraría a trabajar dentro.
Los alumnos estaban dispuestos en grupos de cuatro y cada alumno tenía tareas y roles de cooperativo.
Los enlaces de los temas se facilitan a los alumnos a través de la herramienta de Google Classroom y los vídeos se realizan bajo la plataforma de edpuzzle, que permite realizar un control del vídeo, se pueden realizar preguntas y el profesor puede realizar el seguimiento del visionado del mismo. Así cada alumno puede ver el vídeo tantas veces como necesite, permitiendo ir a diferentes ritmos dentro del aula.
Cada alumno puede seguir su ritmo, la profesora del área puede personalizar las explicaciones al alumno o al pequeño grupo, los alumnos de necesidades se integran en algunas tareas y la profesora de educación especial se encarga de adaptar aquellas que necesitan.
Los resultados del primer año han sido muy positivos, obteniendo mejores calificaciones. Los alumnos están más motivados hacia el aprendizaje, tienen una mejor disposición hacia las Matemáticas y el ambiente de colaboración entre todos los alumnos es mucho mejor que antes de comenzar esta aventura.
Mónica Gil / Gloria G. Gago
Pie de foto: Los cambios metodológicos introducidos en el aula han supuesto un cambio positivo en el aprendizaje del alumno.
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