¡Feliz Pascua! ¡La vida nueva del Resucitado alcance a todos! Hoy quiero felicitar de modo especial, a los muchos jóvenes que ya viven generosamente, siendo ejemplares también para los adultos. Y a éstos una petición: démosles todo nuestro apoyo.
Estaremos así imitando la actitud de san Pablo con Timoteo. Este joven había nacido en Listra, donde Pablo lo encontró durante el primer viaje, y desde entonces fue un gran discípulo y colaborador. Había sido educado en el judaísmo por su abuela Loida y su madre Eunice. Siguió a Pablo, acompañándolo a Filipos y a Tesalónica. Después los encontramos juntos en Atenas, en Corinto, en Éfeso y finalmente en Roma durante el primer cautiverio de Pablo. Fue un infatigable “enviado” por el apóstol y mantuvo los contactos entre Pablo y las jóvenes comunidades cristianas fundadas por él. A menudo le llevaba las cartas y le daba noticias respecto de las mismas comunidades.
Entre el año 63 y el 66, cuando recibió la primera carta que le envió Pablo, Timoteo era un joven responsable de la Iglesia de Éfeso. Desde Roma Pablo le escribió una segunda carta, invitándolo a visitarlo antes del invierno. Es conmovedora la petición del anciano apóstol al “hijo” Timoteo, para que le llevara el abrigo que había dejado en Tróade, pues le servía para el frío en la cárcel de Roma.
En 1ª Timoteo 4,12-16 podemos ver el gran amor y preocupación de su padre espiritual, Pablo. Le dice que nadie le tenga en menos por su juventud; al contrario, que procure ser ejemplar en la palabra y conducta, en el amor, fe y pureza.
Hacía unos 13 años que había entrado en el equipo evangelizador más estrecho del apóstol y en el momento en que le envía esta carta, debía andar por los treinta años. Se ve que había dificultades de aceptación de Timoteo en la comunidad en razón de su juventud. Pablo le anima: “Que nadie te tenga en menos por tu juventud”. Y es que suele ocurrir que a los mayores no les guste recibir enseñanzas u órdenes de un joven. Pablo le presta apoyo al joven Timoteo y lo alienta a seguir adelante: lo que le falta en edad debe suplirlo con su vida ejemplar.
Loli Ruiz Pérez, fma
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